La verdad es que, fuera de que se me hizo un detallazo (ella los había conocido y se medio había vuelto amiga de ellos durante su viaje por estas tierras desde donde redacto) la música no me había terminado de encantar. Así que se quedó más en un objeto muy hermoso que no pelaba tanto, más que como referencia de un arte para disco muy bien hecho.
Diciembre 2014, Singapur.- Estoy de compras con la novia en una tiendita independiente de libros llamada Books Actually y, PUM, me encuentro con un cassette nuevo de The Observatory. Lo compro más por curiosidad que porque pensara que me iba a encantar y llegando al depto donde nos estamos quedando pongo los dos discos que conozco de esta banda, aquel que me regaló mi amiga y éste que acabo de comprar, uno después del otro al hilo.
Oh, sorpresa. No sólo pude entender bien el primer lanzamiento de estos, los supuestos rockeros más importantes de este país, sino que disfruté un MONTÓN el sexto y más reciente LP de la banda. Es diametralmente opuesto a mi regalo, donde el primero pareciera ser una suerte de Arto Lindsay pasado por el filtro del mejor pop rock electrónico, este nuevo monstruo es un manifiesto político enojado y poderoso… Un disco de rock (según ellos con elementos de kraut) de excelente manufactura que, pfff, no me esperaba ni tantito.
En fin, nada, es bueno reencontrarse con artistas como The Observatory que uno cree que conoce para llevarse este tipo de sorpresas. Les recomiendo que se metan al Bandcamp de la banda y se den cualquiera de estos dos releases (los que conozco,) o el que les venga en gana. Se los recomiendo y, sin duda, son una buena adición a la musicoteca viajera.