El año pasado, tres de los EPs más celebrados salieron en la misma casa (con sus múltiples subsellos, que también se llevaron aplausos.) Estoy hablando de los trabajos de Traumprinz/Metatron y Vril para la Giegling, la Forum y la Traumprinz (el sello de Traumprinz para editar cosas de sus alter egos,) un trío de esos sellos relativamente nuevos que no hacen ningún tipo de concesiones y que por lo mismo sólo editan en vinilo. Aunque yo debo admitir que he bajado de blogs sus discos, pero sólo en lo que me llega mi copia física, un poco previniéndome del desastre que es Correos de México.
El caso es que, a menos de un año de su debut en Giegling, Vril está de regreso con otro LP y en esta ocasión le tocó la buena fortuna a la bastante consistente peña de la Delsin Records. Vril está del lado más duro del dub techno, ayer que hablábamos de la chamba de Quantec, otro dubtechnero para puristas, justo estábamos dentro del mismo género, pero en el otro lado del espectro: en la parte más dreamy y viajadona de este muy particular subgénero del techno.
Que es junto donde NO está Vril, Portal es uno de los discos más duros y directos de dub techno que puedes oír al día de hoy. Cosa que se agradece en vista de lo que platicábamos ayer, esta dirección hacia el pop todavía no tan bien formada que han ido tomando artistas como Yagya o los güeyes de Ornaments, nah, este disco no tiene nada que ver con la obra de ninguno de estos changos y, al revés, es muy posiblemente EL disco más rudo si uno no toma en cuenta a Basic Channel cuando estaban en plan fiesta loca germana, aunque incluso releases como Phylyps Track II, siguen estando dos rayitas abajo de Portal 3.
Pero bueno, siempre se agradece un disco de techno hecho con las oídos expertos de alguien que tiene tablas, es muy posiblemente la razón por la que Marcel Dettman, Marcel Fengler y Norman Nodge, todos ellos residentes del club más importante del techno mundial (Berghain,) siempre meten tracks de Vril en sus lanzamientos oficiales (Marcel Dettmann lo hizo en su Conducted y, más recientemente, en su Fabric) o sus podcasts, es simplemente porque se nota a leguas que el vato sabe construir esas electronic battle weapons que tanto se disfrutan en el contexto de un club.
En fin, cerrando con broche de oro, Portal es un disco que te atrapa desde la primera escuchada y que muy posiblemente no sea la mejor introducción a este submundo creado por la tienda alemana Hard Wax, pero solamente porque deja muy alta la vara con la que tendrás que medir el resto de las producciones que andan por ahí.