Imagínense una hipnosis colectiva global causada por sintetizadores… Sería muy difícil de lograr, pero uno puede soñar. Algún día, algún día. En fin, poca gente ha hecho más por la síntesis modular que Pulse Emitter aka Daryl Groetsch, yo lo conocí gracias a una obra de gran escala suya llamada Meditative Music, cuatro horas de música para masajes, dormir, meditar o hacer el amor.
No recuerdo la cita exacta, pero sí que la idea había surgido de una plática entre Daryl y entonces su novia al respecto de la música que se usaba para meditar, sí recuerdo que desde el principio me pareció una búsqueda honesta y seria al respecto del tema. Yo que padezco la “opera chill out” o las versiones “bossa nova” de éxitos de los 90 que te recetan hasta el cansancio en yogas, spas y restaurantes, siempre pensé que alguien debería de hacer un servicio a la comunidad y regalarles copias de estos CDrs autoeditados (full disclosure, así lo hice con la buena peña de Ikal Spa. Si un día van y oyen estas bellezas, no es por casualidad.)
Pero Pulse Emitter, igual que otro synth maestro: Panabrite, tiene muchísimo trabajo a su nombre y, por ende, su discografía tiene a ser un tanto intimidante. Es por eso que Planetary Scale Synth Hypnosis (Metal Postcard, 2014) es un gran paro a todo aquel que haya querido entrarle a la chamba de Daryl y que no supiera bien por dónde. Con 16 tracks divididos en dos discos compactos, esta edición no es tanto un Greatest Hits, como un A Young Person’s Guide to Pulse Emitter.
Algunos de los tracks están incompletos, es decir, viene un fragmento porque, por lo general, Groetsch tiende a tardarse lo suyo en desarrollar todas las ideas contenidas en una sola pieza. Aún así, es tal vez la mejor retrospectiva que van a encontrar de los diez años plus de carrera que tiene este músico, sobre todo teniendo en cuenta de que mucho de este material está dividido en varios sellos (NNA Tapes, Root Strata, Aguirre, Expansive, Tranquility Tapes) y varios formatos (CDr, cassette, LP y CD) y, por lo mismo, sería muy difícil compilarlo de otra manera. Vamos, te están echando la mano durísimo.
El resultado es espectacular, si bien es mejor atajarlo con tiempo, una mañana larga de domingo. Ya sea que medites o no tengas ni idea de con qué se come el yoga, la síntesis modular o los sintetizadores analógicos, este doble disco compacto está pletórico de algunos de los sonidos más alucinantes que puedes escuchar sobrio. Es una suerte de vacación interplanetaria por algunos de los pasajes aurales más épicos que pueden llegar hasta tus oídos, en este sentido puedes afirmar (como lo hizo el replicante Roy Batty) “he oído cosas que no creerías… ” y estarías en lo cierto.
Así que, tal vez siga muy lejos el momento en que caigamos todos hipnotizados por los sonidos de un sintetizador pero, si me ayudas a compartir esta reseña, nos iremos acercando.