La neta, le he perdido un poco la pista a Haruki Murakami porque siento que empezó a repetirse y, sobre todo, siento que me quedó a deber con 1Q84, el final es demasiado sencillo, según yo, pero cada quien. El hecho real es que lo respeto cabrón, me parece uno de los autores de best sellers (que es lo que es, admitámoslo) más interesantes del mundo y prefiero mil veces que se compren una novela de Murakami antes de subirse al avión, a que se lleven lo último de la señora que escribió las 50 sombras de Grey.
Si han leído, como yo, De qué hablo cuando hablo de correr, entonces sabrán que Murakami es un entusiasta del jazz, que previamente a ser novelista tuvo un club de jazz en Sendagaya y que corre justo porque el resto del tiempo está sentado escribiendo:
“No tanto antes, había estado dirigiendo una suerte de club de jazz cerca de la estación de Sendagaya. No era grande, tampoco pequeño. Teníamos un piano y apenas el espacio para meter a un quinteto apretado. Durante el día servíamos café, de noche era un bar. Servíamos comida decente, también, y en los fines de semana teníamos actos en vivo. Este tipo de club de jazz en vivo era todavía bastante raro en aquel entonces, así que nos ganamos una clientela fija y al lugar le iba bien económicamente.”
El caso es que, Murakami tiene una colección mamonsísima de discos, misma que se filtra en algunos de sus personajes quienes escuchan vinilos y, de hecho, uno de los más autobiográficos, el protagonista de South of the Border, West of the Sun, es propietario de un club de jazz. Pero no sólo eso, Haruki ha escrito varios ensayos sobre el jazz, entre los cuales destacan: Portrait in Jazz, Portrait in Jazz 2 y Three Short Essays on Jazz.
Un clavado rápido a YouTube te da el chance de escuchar la música mencionada en el primero de ellos:
Así que debe esa colección de ser algo digno de verse, ¿no? Pues lo es, acá les van unas pictures, si les dan click pueden hacerles close up:
